Los años y la nostalgía

Me encuentro en pleno tiempo de nostalgia. Los años dorados de mis edades pubescentes cuando cursaba el 6to., semestre de la prepa y gozaba de un cuerpo ágil, los recuerdo con un gran deseo de volver a ellos. Rememoro los viejos Cd´s de rock (Black Álbum de Metallica e In Utero de Nirvana) que impulsaban mis ansias al baile violento, agresivo y masoquista. Ahora daría mucho por conseguir brincar como en ese entonces y librarla de los moretones pero ya no puedo. Extraño el Graffiti, las patinetas, las chicas que tuve y que no tuve, los amigos y la libertad que te da ser mantenido por tus padres. Fue en ese entonces cuando empecé a tener un gusto marcado por la literatura, impulsado en gran parte en dos compañeros y amigos de clase; Óscar Édgar López y Édgar Girón.

Whitman, Nabokov, Sade, Bukowski fueron los primeros maeses que leí gracias a mis camaradas, lo que me abrió la posibilidad de entrar al mundo de las letras. Éste último maestro, Charles Bukowski, o bien, Henry Chinaski como a él le gustaba apodarse, fue uno de mis autores predilectos pues me sentía identificado con su sarcástica y cruda forma de ver la vida. Intenté escribir como Buk durante las clases de Biología Celular, que era una de las más aburridas, pero no se me daba, y mejor dicho, nunca se me dio. Dentro de esa etapa bukowskiana considero que he logrado uno de los pocos textos que escribí, Nada de utopías. Pues bien, estimados lectores, les dejó aquí un par de poemas de mis buenos amigos Édgar´s y al final el mio que ya les mencioné.

Un solitario cocina
Óscar Édgar López

I

Cocinar mientras se observan programas estúpidos en el televisor
es arriesgado para la salud si considero la sensibilidad
que me aporrea todas las mañanas.
Es dañino cocinar mientras el T.v. está ahí,
sobre el refrigerador, pegado al muro.
Por ejemplo:
el lunes por la mañana había sacado de la nevera
un par de huevos, jamón y tortillas;
encendí el aparato.
En primer plano un culo apretado en látex negro,
en segundo plano unas tetas desbordándose de un escote,
en tercer plano una mirada ninfomaniaca,
¿han oído hablar de la conductora de las mañanas?,
es una rubia de tetas enormes.
Mi verga estaba tiesa pero no era todo,
estaba nervioso, como si ella estuviera en la cocina
y me ofreciera lamer sus gruesos rugosos pezones.
Lancé los huevos al suelo, el jamón, las tortillas,
el fuego en la estufa,
el café a medio preparar;
corrí a la sala, encendí el televisor grande veinticuatro pulgadas
me saqué la pinga y jalé.
Luego, como si hubiese correteado a un conejo, estaba tan cansado,
mis energías mañaneras se fueron a la chingada,
me levanté unas horas después sin ánimos de cocinar
ni de hacer cosa alguna.
Me tiré en la cama a pensar en la soledad.

II

¿A quién le parece chiste la soledad?
El llanto de un hombre es el boceto de su muerte.
Alubias en salsa de tomate chiles rellenos de papas
nada de eso me parece.
La soledad alcanza nada más para sopas instantáneas,
dos pesos de azúcar, algunos embutidos.
¿A quién le resulta gracioso un solitario?
Alguien que no ha bajado al río de la amistad y ha visto
a las barcas antiguas llevarse los cadáveres
de los colegas y las noviecitas que no tuvimos.
Un solitario que cocina se tiende al sol de la memoria maternal,
repite los movimientos de manos de un chef que alguna vez encontró,
se estira como una lagartija al calido amparo del microondas.
Y mientras mastica piensa en lo bueno de saber perder,
o se asoma por la ventana a mirar a los hambrientos
que se saben esperados por una mujer,
una madre, alguien que pone sal, aceite de oliva,
que lo sabe todo sobre cocinar para alguien.
Un solitario que cocina disfruta de las gotas de
aceite caliente que saltan de la sartén
y queman los brazos,
son caricias de la memoria.
Besos de una amante, una madre, una
abuela, el tío aquel que se murió,
la cocinera de la fonda, la prima
del compañero de la butaca,
las manos sucias de dinero de las
fritangueras de la escuela.
Un sequito de gente que sabe todo de la
sal y el aceite de oliva.
¿A quién le puede parecer una broma la
alegría
de un solitario que ha encontrado quien
le cocine?

Cumbia para Silvio
Édgar M. Girón


Ser feola verdadno es cosa fácil
hay que tomar en cuenta que se es feo las 36 horas del día
los 470 días del año
sin contar fines de semana ni días festivos.

Ser feo es como un matrimonio con escuincles latosos sin
posibilidad de mandarlos con buelita cuando
ya estás hasta la madre.

Ser feo es tener un marido barrigón que le apestan los
sobacos, las patas y el hocico
un esperpento que ya no te provoca ni, mucho menos satisface
y para ´cabarla de amolar hoy es jueves cuchichi
y por alguna razón (tal vez una leve madriza)
no puedes ni siquiera pensar en decirle:mi vida
gordito precioso
puchinguito adorado
no seas malito
mira
que me duele la cabeza.
No
los feos no tienen excusa
para ellos no hay letreritos de “Ahorita vuelvo. Fui a echar un taco”
por que cuando menos se lo esperan
se topan con miles de horrendos rostros nadando en la
mirada espesa de una mosca sobre el caldo

Los feos no tienen perdón de dios
no tienen vigilia ni cuaresma
ni la hipócrita y tierna navidad entre familia
ni siquiera el tan aclamado e infeliz año nuevo
(que es el mismopero no es igual)
Para los feos solo hay días nublados
o con mucho solo con mucha lluvia
o con mucho frió o tráfico
o si ningún camión apachurrado
y desde que nacen hasta que anochecen
todos los días de los feos tienen mucho de todo y muy poco de nada

Verás entonces a los feos parados en el camión aunque haya asientos
hasta atrás de la cola para las tortillas aunque hayan llegado primero
los verás excluidos como el diabloo en las soledad masiva igual que dios
escribiendo poemas que nadie entiende
el pájaro solitario
no tiene un color definido
o canciones de franca burla
que se mueran los feos
que se mueran los feos
que se mueran toditos toditos los feos
y para acabarla de fregar
cumbias
Mas usted habrá de cuestionarse:
¿Cómo soporta uno ser tan grotesco?
¿Cómo he logrado vivir entre los hombres con el espanto
a flor de piel y no haberme marchado desde
hace tiempo al desierto a secarme
como lagartija que soy?
Y lo más sorprendente aún
¿Por qué no aprovecho mis cualidades de humanoide
para montar un show de esperpentos
y fenómenos y darle la vuelta al mundo?
La respuesta es sencilla:
vean
vean aquí
más adentro
más a la orilla
asómense a los más recóndito de mi bolsillo y encontrarán
una mujercita pequeñita como ella sola
una mujer que es la medida de mis manos
es mía y siempre la guardo aquí por si llueve en mis días
opacos o de tormentoso sol
para sentarme en ella si no hay lugar en el camión aunque esté vació
para tener el lugar de hasta adelante siendo el último
y ni siquiera vaya a comprar tortillas
o para hojearla en el baño como el libro santo

A esa mujercita hay que tenerla siempre a la mano
o siempre en los oídos
por que uno no sabe
y de repente lo asaltan infames cumbias
o sacrosantos poemas de sor Juana
entonces sintonizamos sus trenzas en la primera gaviota habanera que veamos:
Era un hombre libre
cual solamente puedes ser libre
en este momento en este instante
y eres feliz por que eres gigante
amas a una mujer clara
que te ama sin pedir nada
o casi nada
que no es lo mismo
pero es igual

y tú te la crees
por que sabes que no es cierto
ella no te ama
ni está cantando
que no es lo mismo
por que cuando se es feo
lo que se dice un reverendo espantajo
sólo quedan a escoger tres cosas de dos únicas soluciones:
le haces una cumbia a Silvio
te pegas un tiro
o te encapuchas y te vuelves zapatista
que no es lo mismo
pero me da igual

Nada de utopías, sólo deseos realizables.
Alejandro Santiago


Quisiera chambear en Soriana,
pedirle a mi jefecita me lleve de lonche
esos chiles rellenos con huevo que tanto me gustan.
Robarme de vez en cuando unas papas
y estar contento con un salario miserable.

Salir,
montarme en mi Tsuru ´94
que luce una virgen de Zapopan al frente.
Una rolita para ella del Chente
y un par de chelas pá mí.
Ir por la vieja que conocí en el baile,
lanzarnos al mirador,
fumar un toquecito y luego el agandalle,
la despeinadita del chango,
la hora del
ya es tarde,
no te vayas,
tengo que irme.

Volver a mi casa borracho de aburrimiento,
encontrarme una esposa preocupada.
Soportar los gritos de la suegra
que me llama inútil y huevón de gala.

Nada de mariconadas,
que casarme con una princesa,
tener un castillote y un carrazo del año,
nada de París o licenciaturas en ciencias de la chingada,
nada de ponerme un pene de veintiún centímetros y la sonrisa de Colgate.

Quiero una pareja sin chiste
que me manipule y exprima el gasto.
Quiero no tener para regalos en diciembre,
que la tele sea mi mayor deleite,
irme de putas los fines de semana,
votar por la derecha,
estar crudo los lunes,
y sobre todo,
dejar de escribir.

0 comentarios: